Y cuando el tiempo corre…

Conforme me voy haciendo mayor, cada vez escucho más esa frase de: “Como pasa el tiempo”. El problema es que yo cada vez la digo más.

Y quién lo iba a decir que este año mi cumpleaños estaría rodeado de tantos cambios en mi vida, o quizás no son tanto, pero son importantes.

Como ya he comentado en alguna otra entrada, la empresa en la que llevaba 22 años se ha ido a la quiebra (no entraré en los motivos que la han llevado a ellos por qué quizá no soy objetiva y tampoco procede). El caso es que los astros se han alineado y he conseguido un trabajo con el que me encuentro totalmente a gusto y, lo más valioso, valorada.

Hoy cumplo 52 años y, sinceramente, con esta edad, no pensé que volvería a levantarme ilusionada para ir a trabajar.

Todo esto conlleva un cambio total de rutinas a las que les doy la bienvenida: otros horarios, desplazarme a Barcelona capital (cosa que me encanta porque yo soy de allí y volver a ir por sus calles me hace sentir bien), cambiar coche por tren con sus pros y sus contras: tengo amigos que les horroriza ir en tren, yo con lo chafardera que soy me encanta mezclarme entre la gente e imaginarme sus vidas, además tengo un montón de tiempo para leer o volver a retomar el inglés en el móvil. También tengo que decir que depender del horario del tren es un rollo, pero de momento es la única pega que le encuentro.

Aparte de todo esto el tiempo cada vez pasa más rápido, cuando acaba el verano me encuentro en otoño y de golpe es Navidad y cuando quiero darme cuenta de que es Navidad resulta que ya es verano. No me gusta esta sensación porque siempre me parece que me estoy perdiendo cosas, así que uno de mis objetivos va a ser disfrutar más del día a día y vivirlo con todas mis fuerzas.

Para muchos los cambios son malos, pero yo creo que depende de la aptitud con la que los recibas. Así que de momento estoy muy contenta con mis 52 añitos recién estrenados.

Y a vosotr@s ¿Os gustan los cambios?

Foto: Pixabay cbaquiran